El sábado celebramos, por fin, el cumpleaños de mi madre. Lamentablemente, con todo el follón, no pude tenerle a tiempo el cañamazo que había empezado en Julio, así que tendrá que esperar hasta navidad.
Primero fuimos a comer a un pazo muy bonito cerca de casa. Las primas estrenaron los vestidos que les hice, iban muy guapas las tres. Aquí están Claudia, Daniela y mi sobrina Martina (y Luis también).
Y ahora os cuento la gamberrada. Mi hermana y yo estuvimos pensando en qué sorpresa hacerle a mi madre por su cumpleaños. Al final se nos ocurrió, ya que cumplía 60 años, hacer una fiesta de la época, y ¿qué había en los sesenta? pues hippies.
Así que nos dedicamos a llamar a los amigos suyos que venían, a buscar ropas, pelucas y accesorios para todo el que lo necesitaba, que eran el 85%. Después de la comida mi padre se llevó a mi madre a pasear con la consigna de no volver por lo menos en dos horas. Parece fácil, pero entre hijos, hermanos, sobrinos, tíos, amigos y abuelas eramos 42 personas. Los únicos disfraces comprados fueron los de Claudia y Martina, que encontró mi hermana en una tienda en Coruña.
Decoramos la casa y el jardín con girnaldas de colores y símbolos de la paz, lo llenamos todo de globos y de margaritas. Sentados en la hierba, cantando el "cuentamé" que salía del equipo de música, dando palmas y con guitarras y panderetas nos encontró mi madre cuando llegó. Casi se muere de la risa, no podía parar. Os pongo algunas imagenes para que os hagais una idea de las pintas.
La de pelo rubio que está señalando es mi madre. Cada vez que reconocía a alguien, como no podía hablar, le señalaba y se reía aun más. Pensé que le daría algo.



A Claudia le encantó la guitarra, creo que tendré que comprar alguna. Aunque con su tamaño tendrá que ser una mandolina. Aquí está con mi tía y con mi prima.

Si es que disfrazamos hasta al perro de mi hermano.

Aquí mi hermana y yo, las liantas.
Antes de venirme a Seselle fuí con Mar y Mónica a Pontejos. Era la primera vez que iba y es como un mercado para labores. Tienes "puestos" de botones, de cintas, telas, de fieltro... en cada uno tienes que pagar lo que te llevas, como si fueran independienes unos de otros. Fuí un jueves de agosto a primera hora de la tarde y había bastante gente. Con lo que me agobian las multitudes no creo que pueda ir hasta el verano que viene.
Bueno, que me lío y estaba contando lo de la fiesta. Fuí hasta pontejos porque andaba buscando fieltro. Quería hacer unos chalecos para mis hippies y también flores para poner por la ropa. Al final con la cantidad de metros que me llevé me dió para hacer ocho chalecos y bastantes flores y símbolos de la paz como colgantes. También tenía unas mariposas y unos corazones precortados comprados también allí. Os enseño una foto para que veais cómo salieron los chalecos.
Y aquí estamos la familia al completo haciendo el ganso.
Espero que os hayais reido un rato. Nosotros nos lo pasamos genial y a mi madre, que era lo importante, le encantó.